El programa de Tanda Extendida, que sin duda recibió mayor impulso en el año escolar que discurre, sólo ha significado más tiempo de las y los estudiantes en el centro educativo, esto es bueno, pero no suficiente; importa mucho qué se hace en ese tiempo, cómo y en qué condiciones.
Extender el tiempo que permanecen los niños, niñas y jóvenes en la escuela sin ampliar la oferta curricular, sin crear condiciones mínimamente adecuadas para su funcionamiento, puede servir para ofrecer alimentos a la población estudiantil, algo bueno sin duda, pero no para responder a los propósitos de mejora que se reclama al sistema educativo ni al interés de proveer la formación integral que se reivindica.
Las escuelas que han iniciado la modalidad de Tanda Extendida, en su inmensa mayoría, no han podido incorporar los talleres que le aporten el sentido de integralidad a la formación que ofrecen a los educandos por falta de prepación por parte de los docentes.
Las y los docentes, lejos de disponer del tiempo aludido para la planificación de su trabajo, han debido asumir tareas impropias de su rol: servir almuerzo, organizar las filas para el retiro de alimentos, organizar el lavado de los utensilios, cuidar los alumnos mientras ingieren la dieta, etc. “No tenemos tiempo ni para respirar”,” dicen algunos.
La situación se agrava para las y los profesores, muchos de los cuales renunciaron a una tanda en el sector privado para incorporarse a la Tanda Extendida y todavía no han recibido su salario, pese a los anuncios hechos por las autoridades.
Ojalá que en 2014 se le quite presión mediática a este importante programa y se dediquen mayores energías, recursos y acciones concretas para llenar estos vacíos y hacerlo más efectivo.
Que la Tanda Extendida se traduzca en jornada completa para bien de nuestros niños, niñas y jóvenes, para que mejoren las condiciones de trabajo de las y los docentes
Es un tema muy interesante y la cual al ser una implementación nueva en nuestro país hay que ver los resultados.
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